Este año he visto más balcones adornados y muchos más arboles navideños asomando por las ventanas de las casas y es que la Navidad está cerca y parece que este año hay más ganas o ilusión. Atrás quedó los años de pandemia, de crisis y las pocas ganas de celebrar la navidad. Me alegra ver un afloramiento en ventanas y balcones de luces centelleantes de colores que se encienden y apagan con ritmo intermitente.
Me gusta la Navidad, porque recuerdo lo que le gustaba a mí madre y me inculcó ese sentido navideño de la alegría y la familia. No voy a ser yo el que rompa esa tradición por que me falte ella y otros muchos queridos, si la celebro en parte es en honor de mis seres queridos vivos o muertos. Con más o menos fé, celebro todos los años una ilusión una tradición que me traen buenos recuerdos... Y hablando de recuerdos:
Recuerdo en los años de mi infancia entre mediados de los sesenta y principio de los setenta, a mí madre decorando la casa poniendo espumillones color verde sobre los marcos de los cuadros del comedor cuadros de pared con escenas de la naturaleza y bodegones envolviendo con el espumillón y cayendo sus flecos de vivos colores sobre los marcos de los mismos, no se libraba ni la lampara con brazos de araña donde los dejaba caer libremente el espumillón color rojo.
Le ayudaba a poner el Belén en un rincón del comedor ya teníamos memorizado el sitio y lugar de cada figura de plástico rígido de los pastores, la lavandera del río un río hacho con papel de aluminio y pintado con tonos azules para darle un mayor efecto, el caso es que era una chapuza de río pero a mi me gustaba y claro el árbol no podía faltar un raquítico árbol de alambre con flecos verdes cargado con aquellas bolas y adornos de cristal que yo a fuerza de costumbre siempre le rompía una de esas preciosas bolas navideñas tan hermosas y frágiles a la vez, los chorretes de espumillón de color dorado envolvían el árbol y luego terminábamos abrazando el árbol con una tira verde que contenía luces de colores que se apagaban y encendían a ritmos diferentes... ¡Ay! las Navidades de nuestras madres con esa fuente de cascarujas: bellotas, avellanas, nueces y almendras junto a la otra fuente de turrones blando y duro (por entonces no tenían apellidos de Jijona y Alicante) esas peladillas y esos piñones envueltos en dulce azúcar blanco de caramelo, polvorones y que no falten los mantecados... una copita de sidra si me dejaban tomar pero una sola, una en noche buena otra en noche vieja y para de contar...
EL motivo de esta entrada es la de Felicitar las Fiestas que disfruten de sus familias y de la Navidad. Les pongo a modo de postales unos detalles con humor de mi pequeño Nacimiento y una tarjeta más personal Felices Fiestas!!!!
Mira que dejar el coche pegado al portal de Belén el día de noche buena!!!
