Hace poco les mostré
como el kiosco de mi barrio, lo hacia chatarra un gancho hidráulico
y lo arrancaba de cuajo del lugar donde tantos años había estado haciendo la
función de kiosco (endulzando la vida, ilusionando con las
colecciones, informando y entreteniendo con la lectura de prensa
diaria, exponiendo alguna que otra baratija...).
No me pilla por sorpresa,
en palabras de hoy en día, es una pandemia que lleva años
sometiendo a los kioscos y pequeños comercios o bazares, a su
desaparición. Y les pongo algunos ejemplos.
Mi amiga que se hace
llamar en las redes “Pizco” me mandó dos imágenes y una
historia. En esta ocasión la historia es algo triste, como suele
pasar desde hace ya unos años, los pequeños comercios tradicionales
de toda la vida desaparecen... sin hacer ruido, se van como la bruma
de la mañana y aquí paz y allá gloria. Nos quedamos solo con los
recuerdos, quien los tenga, claro.
Caramelos! LA PILARICA!!!!
Juguetes!
Según me comentó
“Pizco”...
La tienda estaba situada
en la calle más importante de Jaén, en Bernabé Soriano, aunque
todos la conocían por “la carrera”. En ese establecimiento desde un primer momento vendían almendras peladas, obleas y una de
las especialidades de la zona el alfajor. Me comenta Pizco, que todos
los caramelos de sus recuerdos, los mismos los estuvieron vendiendo
hasta el último día que cerraron. Había, juguetitos o baratijas
por todo el local entre mezclado con los dulces. Durante años en
época de Reyes había que guardar cola, allí era donde compraba sus
padres los juguetes de Reyes. Los niños compraba las bolsas surtidas
de golosinas como los jamocitos dulces, cigarrillos de chocolate y
unos caramelos con forma de cápsula con el interior de brea
recubierta de caramelo.
Pero lo más
característico de este local, era su especialidad, ya que solo con
el olor se vendían solos. Las conocidas “cremitas”, unos
bombones rellenos de cremas variadas y envueltas en papel de aluminio
de diferentes colores. Ya de mayor siempre los compraba para adornar
las bandejas de los mantecados por navidad.
Gracias Pizco, una
historia cercana, que se acabó, como tantas otras. Quede en éste
blog aunque sea solo para el recuerdo.
Interior...
Mi amigo Fernando Aguado,
a colación del kiosco arrancado y ya desaparecido de mi barrio. Me
mandó unas imágenes de su kiosco de toda la vida y otro de prensa,
ya fuera de servicio los dos. Me comenta que el pequeño kiosco lo
regentó una señora que dada su avanzada edad, a la que se le podía
ver con una especie de manta a la espalda ha estado hasta los últimos
días, el kiosco se cerró y lleva años cerrado. En ese mismo kiosco
del barrio de Moratalaz de Madrid, mi amigo iba a
comprar los montaplex que colgaba la señora y otras baratijas, ya en
el interior en unas repisas tenia las chuches. Aquí tiene a “un
muerto viviente” que tiene unas raíces muy profundas y se resiste
a desaparecer del todo.
Otro kiosco de prensa, éste más
moderno, también ha sucumbido en el mismo barrio de Moratalaz,
cerrado no hace mucho tiempo.
Solo son ejemplos, para esto no existe
vacuna, mira que lo siento.