Mi primer y último pinball fue uno que me hice a mano con
gomas elásticas de esas de las cajas de huevos que venían hace años, junto a un
pequeño tablero de aglomerado y unos clavos; los pulsadores para la bola de
cristal “canica” eran unas pinzas de ropa de madera… y ese fue mi milloncete
casero.
Claro está, los niños
con seis años menos que yo pudieron disfrutar de la casa AIRGAM el maravillosos milloncete. Que su lema
televisivo era “Milloncete vaya juguete”. Este juego era infinitamente mejor
que aquel artesanal que nos hacíamos los de nuestra generación. El milloncete
sin tener marcadores electrónicos ni sirenas ni cosas de esas como lucecitas
que se encienden y se apagan al ritmo del sonido electrónico… como puede haber
hoy en día, fue uno de los mejores
juguetes y de los más recordados por aquellos que lo tuvieron.
No se cuantos modelos sacaron pero por lo que se puede
apreciar en estas dos hojas que pongo de publicidad sacadas de revistas de
juguetes eran un buen puñado, que los disfruten.