A pesar de que las pistolas de agua de hoy en día son una
pasada de sofisticación, siempre hubo un principio y la mía fue esta. Una
pequeña baratija del kiosco de plástico “inflado” que nos daba pie a la
diversión y a la imaginación (no podía ser de otra manera con esta pequeña
pistola).
Y recuerdo bien que después de jugar estrujando sin pasión
la pequeña pistola de agua, me daba por beber de la misma, cual botijo, y que
sabor a plástico aahh!. Menuda las gastan las de ahora, seguro que si intentas beber
te ahogas jeje.
Una nueva adquisición del kiosko, para mis amigos de cara al
mes de Agosto! Que se refresquen.