Una baratija del kiosco de finales de los 60, quizás de muy finales,
que es donde me lleva mi memoria.
Lo que de verdad es, a parte de lo
dicho (una baratija de kiosco) es un mecanismo de inercia con motriz
elástica que se le hace girar a la rueda de plástico perforada a una
velocidad en aumento, con la peculiaridad de que silva por esos
orificios al salir y entrar el aire por los mismos.
Todo un invento del que había que
tener cierto cuidado de no acercártelo a la boca, nariz o cara
porque te podía hacer pupita en un momento dado. Dice la voz de la
experiencia, hoy en día la voz del recuerdo.
Esta pieza si es de aquellos años,
posteriormente y como en muchos casos siguieron vendiéndose en los
kioscos.