¿Recordáis las felicitaciones de oficios? Yo recuerdo que en
más de una ocasión, cuando llegaban estas bonitas fiestas Navideñas, solía
tocar a la puerta algún señor casi siempre vestido de uniforme: Barrendero,
Cartero, Vigilante, Sereno etc.
Imperdonable sería olvidarme del “tío de los muertos” Así es
como se le conocía en muchas casas de la época Ufffff, con el yuyu que me daba
ese calificativo, cada vez que picaba en el interfono, escuchaba decir a mis
padres...
-es el tío de los muertos que viene a cobrar, imaginaros lo
que podía pasar por la mente de un niño de corta y tierna edad.
¿Tío de los muertos? ¿Cobrar? (nada, nada bueno pensaba del
pobre cobrador, aunque estoy seguro que a muchos les sucedía lo que a mí)
El buen hombre pasaba puntualmente todos los primeros de mes
por las casas para cobrar el recibo del seguro de decesos y menudas pateadas se
pegaba el pobre, por no mencionar cuando tenía que subir a pisos altos sin
ascensor... Llegaba con la lengua fuera, medio asfixiado.
Estos profesionales de diversos oficios les dejaban a mis
padres una felicitación a cambio de un pequeño aguinaldo.
Hoy os dejo yo algunas felicitaciones de la época que guardo
en mi entrañable Baúl de HAL, pero tranquilos que no es mi intención pediros
aguinaldo a cambio jejejeje.
A mediados del siglo XIX surge en el mundo de las
representaciones gráficas una modalidad de impreso estrechamente relacionada
con diversas actividades sociales.
En el ámbito de las relaciones de la vida familiar y social
burguesa se generaliza el uso de una serie de elementos impresos para recordar
las fechas señaladas.
Felicitaciones de todo tipo llegan en el día de la onomástica
o del aniversario, en las fechas de Navidad o Año Nuevo, el día de los
enamorados y tantas otras fiestas.
Se considera generalmente que la primera tarjeta de Navidad
se editó en 1843 por iniciativa de un editor inglés, Henry Cole, que encargó
unos dibujos que luego imprimió y remitió a sus amistades.
Con el paso del tiempo su idea fue calando y se generalizó su
empleo en Gran Bretaña y otros países europeos.
Sin embargo, con anterioridad a esa fecha, se tiene
constancia en España de una primera felicitación navideña impresa en 1831, obra
de los repartidores del Diario de Barcelona.
Las felicitaciones de los trabajadores de oficios públicos
eran repartidas por éstos con la manifiesta intención de obtener una
gratificación.
La llegada de la cromolitografía al mundo de las artes
gráficas, a partir de mediados del siglo XIX, inunda de color las
felicitaciones que cada año mandaban imprimir los servidores públicos.
Serenos, panaderos, lecheros, electricistas, aprendices,
barberos, repartidores de periódicos y otros trabajadores felicitaban las
Pascuas por medio de tarjetas con una estética propia muy característica.
En la mayor parte de las tarjetas, se destaca la figura del
trabajador con uniforme de gala, como en el caso del sereno, o con atuendo de
trabajo mientras desempeñan las tareas propias de su oficio, en un segundo
plano aparecen escenas de la Natividad, alimentos y bebidas típicos de estas
fiestas: turrón, pavo, uvas, cava, etc.
Posteriormente van apareciendo otros elementos que poco a
poco se incorporan a los demás símbolos navideños: el abeto y objetos para su
decoración, hojas de acebo y escenas de familias comprando figuritas del belén.
Las fórmulas o frases de felicitación son casi siempre las
mismas y están impresas o estampadas en el anverso de la tarjeta: “El cartero
felicita a usted las Pascuas de Navidad” o “El farolero les desea Felices
Navidades” mientras que el texto en verso con el que el trabajador pide el
aguinaldo haciendo referencia a las peculiaridades de cada oficio, está impreso
en la parte trasera de la tarjeta.
¡FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO 2020!