Las bolitas coloreadas de anis, como relleno en figuritas y conocidas en los kioscos como anises o anisitos, las recuerdo (las primeras) de mediado de los sesenta, justo de cuando era un niño y las compraba en el kiosco. Y a las pruebas me remito, según encabezado de factura del año 1966 que me pasó una amiga coleccionista (Gracias Carmen).
Lo que más recuerdo era, lo que me cabreaba, cuando a base de llevarme a la boca las figuras del sifón o biberón, los anisitos acusa de la saliva se apelmazaban, pegándose unos con otros, perdiendo el color y obturando la salida de los mismos a hacia mi boca donde no podía llegar mi lengua de “oso hormiguero”.
Estos que muestro tienen ya sus años, son una buena muestra de la combinación entre baratija y chuche. Hasta el punto que todavía se pueden comprar con los mismos modelos en la actualidad. Unos de los supervivientes del kiosco más genuinos de los años sesenta y setenta.