Hace tiempo ya puse una entrada del tipo de trompo con la que jugaba de chaval en la calle. Por cierto se sabe de la existencia de la peonza desde cuatro mil años antes de Cristo, encontradas en arcilla a orillas del río Éufrates. De su procedencia ni se sabe, por lo menos yo.
Hoy se suman dos trompos más. Algo más contemporáneos, de los ochenta y noventa. En los años sesenta y setenta solíamos poner a la cuerda la moneda de agujero de cincuenta céntimos. Luego ya en los ochenta y noventa solían poner la pieza de lengüeta de abrelatas de los refrescos como se puede ver en las imágenes.
En el kiosco de chuches y baratijas siempre han estado presente, de manera intermitente a lo largo de los años. Los juegos más populares o tradicionales como son los trompos o peonza, las canicas, los yo-yo o las combas de saltar, por ejemplo. Un día llegabas al kiosco y allí estaba una flamante bolsa llena de trompos, o simplemente habías visto algún niño jugando con la peonza, sin remedio tú tenías que comprar una. Alguien las ponía de moda cada cierto tiempo. Canicas, yo-yo, combas y trompos aparecían y desaparecían del kiosco, como lo sigue haciendo hoy en día.
La pequeña peonza de punta redondeada, con el típico cordel estampado de “motas” rojas, ha sido siempre mí trompa preferida, alguna de ellas las tuneaba pintándolas con rotuladores Jovi o Carioca. Pero ya a principio de los años setenta sacaron otro trompo de clavo en punta. La “peonza asesina” como decía yo, ya que si la tirabas con fuerza y algo de tino sobre otro trompo parada en dentro del circulo, era muy posible que el trompo de punta afilada, rajara por la mitad a la peonza que estaba depositada en en el suelo. Doy fe de ello.
Expositor con peonzas imagen subida por Remedios en “El bazar de los recuerdos” Facebook. Del Mueso Escuela Rural, Viñón. Cerca de Villaviciosa-Asturias.
Fuente: Pinterest. De Villanueva Mesía, niños jugando a la peonza en la plaza de la iglesia.
