Esta efímera escena, esta estampa de una “pipera” de la divertida película “Los jueves milagros” de Luis García Berlanga, me evoca una vida sufrida disfrazada de gracia por la propia sencillez de la pobreza. Una señora envuelta en la tiniebla semi dormida a la espera de ganarse una peseta o dos reales con un decorado de globos, sifón, revistas, almendrados y dulces de aquellos años que no conocían la palabra “chuches” de hoy en día, por encima de la cabeza de la casi indigencia se proclama deliciosa la multinacional de refrescos. Es todo un Homenaje a las “piperas” que con su esfuerzo abrieron el camino a los kioscos que conocí de niño.
Y hablando de milagros que da la fe, en este caso no es de un solo día como el jueves, más bien de toda una semana como es la “Semana Santa”. Alfonso Montaño me ha pasado esta imagen curiosa sacada de el Facebook: Fotos antiguas de la Semana Santa en Sevilla. Yo soy de Orihuela (Alicante) mí pueblo también tiene una Semana Santa Gloriosa y los Nazarenos siempre me dieron cierto respeto de niño, decir que me asustaba esos ojos de tela vacíos cosidos en el capirote, los únicos que no me asustaban eran los Nazarenos con gafas que dejaban ver las esquinas de las mismas por los huecos de esos ojos telares y me convencían de que si tenían ojos y no miradas vacías como los otros Nazarenos.
Pero dejemos de hablar de mi y comentar por encima esta encantadora imagen. Dudo si es un kiosco de antaño o uno es proceso para la Semana Santa Sevillana, el nombre ya lo dice todo “Caramelos” intuyo o eso parece que tiene algún capirote colgado dentro pero no se lo puedo confirmar ya que solo tengo la imagen. Y como es demasiada intuición podría ser también un kiosco, parece que lleva tiempo anclado en ese sitio. Lo importante de la imágenes es ver a dos Nazarenos haciendo nuevas provisiones de dulces caramelos para aliviar el susto de los niños al ver semejantes capirotes de ojos vacíos, si no que sentido tiene, la Semana Santa es tiempo de sufrimiento pero los niños no tienen que pagar el pato... aunque recuerdo que mí madre me decía en Orihuela si un hombre te quiere dar un caramelo no lo cojas y te vienes corriendo para casa, claro está que esto seria fuera de la Semana Santa ya que mis primos salían en la procesión y me llenaban de caramelos mi bolsa de plástico. Al final he terminado hablando de mí...