Estos días insólitos de calor en mi ciudad me ha recordado aquellas cantimploras de venta en el kiosco. Reconozco que ésta tan divertida con cara de mono y escena en plena naturaleza me pilló un pelín mayor, pero fue un gran éxito ya que pude verlas en más de una ocasión a esos niños que me precedían, muy divertida sin duda.
La cantimplora verde con tapón blanco si fue la mía es más antigua y las había de distintos colores, verde, amarilla, azul... Bonitas a pesar de que el agua no duraba mucho fresca, más cuando una madre la ponía del tiempo, y con el agravante de ese sabor a plástico en el agua, a saber los micros organismo del plástico que me he bebido...